Unos personajes atractivos con los que el lector consiga empatizar son uno de los ingredientes de toda buena historia. Ya podemos construir nuestra trama de forma milimétrica o documentarnos en profundidad sobre los temas de fondo que ambientarán nuestra novela, que, si no conseguimos que el lector se interese por nuestros personajes, no habremos conseguido nada.
Hemos hablado en varias ocasiones sobre los diferentes tipos de personajes y sobre algunas formas en los que podríamos caracterizarlos, pero hay un requisito de obligado cumplimiento si queremos que nuestros personajes literarios tomen vida: debemos conocerlos a fondo.
Sigue leyendo«Le miró de aquella forma tan suya», o cuando el autor no conoce a sus personajes