- 6 Lecciones que John Kennedy Toole puede enseñarte sobre el rechazo editorial - septiembre 6, 2024
- Cómo Hamilton puede hacerte mejor escritor - noviembre 15, 2020
- La sección rítmica de la literatura - septiembre 21, 2020
Hace un par de meses leí el libro ‘Piensa como un artista’, del británico Will Compertz. Había fichado este libro hace muchísimo tiempo, pero… ya sabéis lo que cuesta avanzar algunas veces en la Pila de Pendientes.
El caso es que me arrepiento de haber tardado tanto tiempo en leer este libro, porque ‘Piensa como un artista‘ en una obra realmente motivadora. Os adelanto que no dice nada que no haya sido ya dicho de un millón de formas diferentes, poco queda ya de misterio a estas alturas de la historia, pero la lectura de este libro me ayudó mucho en un momento en el que mi «arte» (si es que se le puede llamar así sin sonar demasiado pretencioso) estaba un tanto estancado.
Estos son los 10 rasgos que Will Compertz destaca en los grandes artistas:
1. Los artistas emprenden
2. Los artistas no fracasan
3. Los artistas se toman su curiosidad muy en serio
4. Los artistas roban
5. Los artistas son escépticos
6. Los artistas piensan en el conjunto y también en el detalle
7. Los artistas tienen su propio punto de vista
8. Los artistas son valientes
9. Los artistas se paran a pensar
10. Todas las escuelas deberían ser escuelas de arte
¿Qué opináis sobre estos diez puntos? ¿Añadiríais alguno más? ¿Eliminaríais alguno?
¡Estoy deseando leeros en la sección de comentarios!
Yo agregaria que a pesar del resultado final, gozan cuando trabajan en su arte.
Saludos a Todos!
No sé qué decirte, Daniel. Algunas de las mayores obras de arte han salido de encargos a los que sus creadores no querían hacer frente en un primer momento. A veces, las mejores ideas surgen bajo presión 😉
Abrazo.
Concuerdo con vos Abel, yo, aunque muchas veces tengo ideas que mastico durante días, rara vez las escribo, sin embargo, si me propongo participar en un concurso o hacer una colaboración,(nada importante lo mío, nunca gané uno y las participaciones son mínimas), sí me pongo a escribir con la obligación por delante como el burro que sigue a la zanahoria … supongo que es un poco mi esencia de obedecer a las obligaciones que procastina el propio deseo y placer.
Un abrazo desde Buenos Aires
A veces la libertad creativa nos deja una capacidad de elección tan grande, que terminamos por no hacer nada. Como la idea que tenemos no es perfecta, ya la escribiremos mañana… o eso pensamos.
Cuando tenemos algún tipo de limitación, en cambio, tenemos que resignarnos a trabajar con ella. La idea que tenemos sigue sin ser perfecta, de acuerdo, pero tenemos que cumplir con un plazo. Así que no nos queda más remedio que ponernos manos a la obra.
¡Abrazo fuerte, Alicia!
Pienso que el artista idealiza, se reinventa, desnuda su alma, se interroga siempre y con lazos invisibles queda unido a su creación. Me gustó el ejercicio. Saludos.
Ya me dejaste con ganas de leerlo.
Ya nos comentarás qué te parece si finalmente te animas a leerlo, Jesús.
Gracias por pararte a comentar, abrazo.
¡Hola Abel! Leo tu blog a menudo aunque no me había animado a dejarte nunca un comentario. Sin que suene pretencioso ;D me siento totalmente identificada con los puntos que propiones, será que soy una artista! Tomo nota del libro y lo añado a la interminable lista de libros pendientes.
Y la pila de libros pendientes no hace más que crecer y crecer… ése es nuestro mal 😉
Gracias por pararte a comentar, Clara. ¡Abrazo!
Lo que me inquieta de los diez rasgos de un verdadero artista es el acto de «robar». Me gustaría ampliarás más sobre ese punto… Gracias Abel por tu tiempo tan valioso y productivo.
Con «robar» el autor se refería a coger conceptos, técnicas, ideas, formas de trabajar, etc. de otros autores e integrarlos en tu propio trabajo.
Gracias por pararte a comentar, abrazo 🙂
Hola Abel,
No conocía este libro, ¡ni si quiera había oído hablar de él! Me lo apunto a la lista de pendientes (que ya es bastante larga…).
Creo que el punto número diez es quizá el más controvertido y el que más daría que hablar, sobre todo ahora que parece que la sociedad valora mucho más lo útil y directo y se olvida de que el arte nos enseña a vivir, a cuestionar lo que nos rodea y a sentir.