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Cuando creé la primera versión del blog ‘Cómo escribir un libro (sin morir en el intento)‘, allá por el año 2012 si no me falla la memoria, tenía en mente un claro objetivo: quería crear el blog que me hubiera gustado leer cuando empezaba en el mundo de la literatura.
Un blog en el que se hablara sobre técnica literaria de un modo cercano y alejado de toda mistificación. Un lugar en el que pudiera conocer a gente con intereses similares a los míos, y al que pudiera acercarme para intercambiar opiniones y pareceres.
Ha llovido mucho desde aquel lejano 2012. Y, cómo no, los blogs de escritura en castellano han proliferado como hongos… que es lo que sucede cuando llueve, ¿verdad?
Todo cuadra.
Lo malo es que, con esa proliferación de blogs, los blogueros hemos caído en el titular fácil. Nos hemos centrado más en ganar lectores a golpe de clickbait que en expresar nuestras propias opiniones, que a veces no están escritas en piedra ni mucho menos.
Las opiniones de cada uno van cambiando a medida que va conociendo nuevas situaciones y va aprendiendo sobre nuevos temas. Van adquiriendo una nueva profundidad y van alejándose cada vez más de los extremos blancos y negros para adentrarse en la matizada riqueza de los grises.
Y las entradas de nuestros blogs, en cambio, se parecen cada vez más a recetas de obligado cumplimiento.
Además de leer y escribir ficción, también me gusta leer y escribir sobre literatura. Fui periodista cultural durante una década larga y en ese tiempo tuve la oportunidad de hablar con muchos autores y de reseñar muchos de sus libros.
Y, si comparo las reseñas que publicábamos por aquel entonces con las que leo a menudo por Internet, veo una diferencia más que notable: cada vez tendemos más a reseñar los libros valiéndonos de una lista de aciertos y errores que buscamos en el interior de los libros que leemos.
¿Está escrito en primera persona? Para muchos esto ya es un error. ¿La primera escena es un gancho efectivo? ¿Los puntos de giros están situados donde deben? ¿Todos los personajes principales tienen un arco bien desarrollado?
A veces me he sorprendido pensando en estos términos antes de puntuar alguna de mis lecturas en Goodreads… cuando, a decir verdad, creo que me debería haber centrado en reseñar única y exclusivamente desde mi experiencia lectora.
Pero el punto de inflexión para mí fue la lectura de la novela ‘Pequeño teatro‘, obra que reseñé dentro del proyecto Adopta una Autora.
Me pareció una novela excelente. Excelente, quiero decir, a pesar de todos sus aparentes errores. Se pasa de melodramática, el viaje de los personajes es un viaje de ida y vuelta que los deja casi en el mismo lugar en el que empezaron, hay un uso y abuso de los adverbios terminados en mente (hasta cinco o seis por página en algunos pasajes), etc.
Pero todas estas pegas aparentes, cuando uno estudia el texto con detenimiento, no son tales.
La autora busca una serie de efectos… y los consigue.
Busca transmitirmos la sensación de que los protagonistas son las desmañadas marionetas de un teatro de guiñoles, mantener un ritmo muy concreto y trabajar la melodía de los textos de un modo muy particular, etc.
¿Cuál es, entonces, mi conclusión? ¿Podemos hacer lo que queramos con nuestros textos?
No es eso lo que quiero decir, no.
Lo que quiero decir es que creo que muchas veces nos acercamos a la literatura con una plantilla que tal vez no sirva para todos los casos. Escribimos, leemos y corregimos con una lista de técnicas a utilizar y otra de técnicas a evitar que tal vez no sean siempre las más adecuadas al caso concreto que nos ocupa.
Deberíamos tirar de sentido crítico. Un sentido crítico bien formado; que conozca todas las reglas gramaticales, todos los giros que facilitan o dificultan la lectura de un texto, todas las técnicas literarias que tenemos a nuestra disposición como autores, y que sea brutalmente sincero con nosotros mismos.
Así que hoy quiero darte un consejo un tanto peculiar: deja de leer este blog, ponte a escribir ahora mismo y céntrate sólo en dos cosas: en contar una historia que resuene en tus lectores y en hacerlo con un estilo memorable.
¿Cómo lo conseguirás?
Eso ya depende de ti. De las decisiones que vayas tomando en función de todo lo que has aprendido.
Pero nunca lo conseguirás si no dejas de leer este blog y te pones a escribir de una vez por todas.
¡Un abrazo de letras!
Muchas gracias por tu honestidad y tu sinceridad, Abel. No dejaré de leerte, pero me pondré a escribir otra vez.
Para tu tranquilidad te diré que tus consejos de técnica literaria me han venido de perlas y han sido lo mejor que he encontrado en Internet. Aún así ya suponía esto que dices hoy. Que a veces la técnica se convierte en un estorbo, cuando buscas algo especial o distinto, no trillado.
Un abrazo y mucho ánimo para seguir.
Nunca calificaría a la técnica de estorbo, Diego… Creo que uno no podrá escribir lo que realmente desee hasta que no haya dominado todas las técnicas narrativas existentes… si es que eso es posible, claro.
Lo que quería decir es que esa técnica no debería ser jamás un marco rígido en el que tratar de encajar nuestra obra, sino que debería ser más bien un cajón en el que guardemos los recursos que nos ayudarán a dar forma a esa obra.
Lógicamente, cuantos más recursos haya en ese cajón, mejor será el resultado.
Gracias por tus palabras, Diego, espero que nos leamos a menudo por aquí.
¡Abrazo!
Anda, Abel!! El calor te está afectando. Ponte a la sombra y relájate! Jejeje…
Entiendo perfectamente lo que quieres decir, y entiendo que nuestros libros no pueden escribirse con plantillas… Pero tus consejos son fabulosos. Sé que ahora escribo mejor gracias a ti. Y no, no voy a dejar de leer tu blog. Lo siento, pero esta vez no te voy a hacer caso.
Un abrazo y sigue, que nosotros somos niños siguiendo al flautista de Hamelin.
Tienes razón, Sisi: el calor de los últimos días no me está sentando nada bien (soy más bien de frío… esto me tenía que pasar factura tarde o temprano).
De todos modos, me alegra ver que el mensaje se ha comprendido perfectamente, y sobre todo saber que no vas a dejar de leer el blog, porque a ver qué hago yo ahora, escribiendo estas entradas para nadie 😉
Espero leerte a menudo por aquí, Sisi.
¡Abrazo!
Saludos Abel te «entre leo» desde 2015 cuando empecé a escribir mi novela. A casi dos años de poner mi primer a letra aún sigo sin terminar. Me pasa lo que describes: el problema es cuando pego el culo para escribir, encontrar el estado mental adecuado para que mis dedos hablen porque mis lectores no son telépatas.
Gracias por este Blog y gracias por este artículo en particular que pienso que, al contrario de lo que titulas, seguiré leyendo con más asiduidad.
Abrazo en letras desde Venezuela
Me gusta coleccionar citas literarias. Y hay una de Louis L’amour que me encanta: “Empieza a escribir, no importa lo que sea. El agua no empieza a fluir hasta que no se abre el grifo».
Como siempre hago, te recomendaría que no te preocuparas demasiado por ese primer borrador. El primer trabajo de un escritor es el de «vomitar» su historia sin hacerle demasiadas críticas.
Luego, a lo largo del proceso de revisión (un proceso que para mí suele ser bastante largo y costoso) podrás corregir todo lo corregible. Pero al menos, llegados ya a esa fase, sabrás que tu historia puede ser contada tal y como la imaginabas.
¡Abrazo!
Siempre es bueno leer los consejos de quienes han andado por el camino antes que uno.
Así como dices, no existe una plantilla que seguir porque, en algún lugar del mundo y en algún momento, alguien revolucionará las letras, imponiendo un nuevo estilo, un nuevo orden en el mundo de la narrativa. Posiblemente nuestro estilo no le guste a todo el mundo, pero habrá a quienes sí. Diría, que más que todo, uno de los grandes escollos a salvar es el de darse a conocer, dar a conocer nuestra propuesta. Si al lector le gusta, excelente, sino, bueno; tal vez debamos cambiarlo por otro, o seguir en la búsqueda de nuestros fans.
Ésa es una de las grandes preguntas a las que tenemos que responder como autores: ¿debemos escribir lo que nos apasiona, o lo que creemos que puede venderse mejor?
La respuesta es evidente, siempre deberíamos escribir lo que nos apasiona, pero cuando uno aspira a vivir realmente de la escritura… no puede evitar plantearse esa pregunta.
Siempre habrá unos géneros y unos «modos de escribir», si me permites la expresión, que vendan mucho más que otros.
Espero que nos leamos a menudo por aquí 😉
¡Abrazo!
Abel, excelente consejo al final. Eso de escribir una historia que resuene en los lectores de forma memorable es lo fundamental para ejercer el arte. Un abrazo por ese post.
Gracias, Luis. La técnica (nunca suficiente porque siempre nos quedará algo por aprender) debería ser un medio para conseguir eso que mencionaba en mi consejo final, nunca un obstáculo.
¡Abrazo fuerte!
Hola Abel! Me encantó! Y sí, es cierto, hay un viejo dicho en Argentina que dice: «en la cancha se ven los pingos», si no escribimos nunca tendremos nada para corregir aunque siempre está la gran duda: Vale la pena lo que escribo? Tiene algún interés? Algún valor? Cómo saberlo, amigo? En mi caso trabajo a ciegas, no tengo lector o y se me complica pagar un editor…de todos modos sigo en el camino y casi todos los días escribo. Un abrazo!
¡Me encantó el dicho!
Eso es lo más importante, Alicia: escribir todos los días y aplicar en nuestra escritura todo lo que vamos aprendiendo. Así, poco a poco, un día tendremos terminado nuestro primer borrador y… empezará la “diversión” del “limpiado y pulido”.
¡Abrazo fuerte!
Hola Abel! Me encantó! Y sí, es cierto, hay un viejo dicho en Argentina que dice: «en la cancha se ven los pingos», si no escribimos nunca tendremos nada para corregir aunque siempre está la gran duda: Vale la pena lo que escribo? Tiene algún interés? Algún valor? Cómo saberlo, amigo? En mi caso trabajo a ciegas, no tengo lector o y se me complica pagar un editor…de todos modos sigo en el camino y casi todos los días escribo. Un abrazo!
Abel.
Me decepcionas con esa actitud.
Entiendo que quieras escribir bien y bonito siempre; pero aunque no lo logres, tú sigue escribiendo y no trates de seguir haciéndolo cada determinado tiempo o de tal tema.
Tú sigue escribiendo, aunque sea locuras, hasta esas es necesario leer de vez en cuando.
Además yo quiero seguirte leyendo y algo importante te comunico, me inscribí en pedagogía en la UNAM, en el SUAYED (sistema de universidad abierta y ed. a distancia) aquí en México, para empezar a escribir.
No te desanimes y adelante.
Tú nos has dado muchos consejos para animarnos a escribir.
Así que adelante, no importa que lo hagas 1 o 2 veces al año, sigue escribiendo.
Tu amigo José Antonio S.G.
No voy a dejar de escribir, José Antonio, puedes estar tranquilo por eso 😉
Lo único que quería transmitir con esta entrada es que conviene sentarse a escribir con un amplio cajón de herramientas a mano (con todos nuestros conocimientos técnicos listos para ser utilizados), pero sin ninguna plantilla que coarte nuestra creatividad. La técnica deberían ser unas alas que nos ayuden a volar, no unos grilletes que limiten nuestro movimiento.
¡Abrazo!
Hola Abel,
Me ha encantado la frase “Escribimos, leemos y corregimos con una lista de técnicas a utilizar y otra de técnicas a evitar que tal vez no sean siempre las más adecuadas al caso concreto que nos ocupa.”
Estoy de acuerdo contigo en que es necesario desarrollar el sentido crítico. La pregunta sería como desarrollarlo. En mi opinión es a base de lecturas y de reflexión, y en el caso de escribir también a base de acumular horas y horas de escritura. Me leo un par de posts más y me pongo a escribir 🙂
Las lecturas son vitales para desarrollar ese sentido. Sobre todo, las lecturas atentas que nos ayuden a valorar luego nuestro texto de forma, digamos, constructiva.
La mayoría de los autores se dividen en dos grandes grupos: los que creen que lo que escriben es una basura y los que se creen dioses venidos a la tierra para enseñarnos la Verdadera Literatura.
Lo más normal es que nuestro trabajo se encuentre en algún punto intermedio 😉
¡Bienvenido al blog, Álvaro!
Muchas gracias Abel,
¡Tu blog es excelente! Y muchas felicidades por la nominación Ignotus a novela corta. En mi opinión las obras de humor son las más difíciles de escribir.
Abel:
Aquí estoy, sentada y lista para comenzar a escribir. Era el puntapié que necesitaba!!!
Aún así, no dejaré de leerte una y otra y otra vez…
Gracias infinitas por tus generosos aportes.
Gracias por tus palabras, Katy. Me alegro de que esta entrada te haya servido de revulsivo a la hora de ponerte a escribir… eso era justo lo que intentaba 🙂
Espero leerte a menudo por aquí.
¡Abrazo!