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Ana María Matute fue elegida académica de la Real Academia Española el 27 de junio de 1996 y tomó posesión de su cargo el 18 de enero de 1998 con un discurso titulado ‘En el bosque’, en el que, como no podía ser de otro modo, hizo una defensa de la fantasía ante esa otra literatura que se empeña en mirarla por encima del hombre.
Comenzó su alocución recordando precisamente la figura de Carmen Conde, quien, además de ser su inmediata predecesora en el sillón K, fue también la primera académica de número de la Real Academia Española.
Además de ser una destacada poetisa, Carmen Conde escribió también para el público infantil. Y estas dos características, la calidad de su lenguaje poético y su interés en el mundo infantil, la emparentan de un modo íntimo con Matute.
Así que, ¿quién mejor que ella para llenar su vacío dentro de la Academia?
Sirviéndose de la obra Alicia en el país de las maravillas, obra que usará como leit motiv a lo largo de todo su discurso, Matute habla de cómo la literatura es el arte de conocer mundos nuevos a través de nosotros mismos. De adentrarnos en el bosque de lo misterioso, donde viven las criaturas fantásticas.
Y es que, para Ana María Matute, la fantasía es una parte constituyente de la realidad. Defiende el papel de los cuentos de hadas como transmisores de la voz de un pueblo que hace pasar sus alegrías y penas de generación en generación. Así, encontraremos en ellos reflejos de hambrunas, de envidias, de gobernantes tiranos y de pícaros obligados a sobrevivir en un mundo materialista que nada tiene que envidiar al actual en ese sentido.
Al escribir, Matute trata de atravesar el espejo en busca de nuevos mundos, como Alicia hiciera en su momento. Así, escribir será siempre una búsqueda para Ana María Matute. Una búsqueda en pos de la palabra extraordinaria que todos llevamos dentro, y que ninguno de nosotros ha logrado pronunciar todavía.
7 puertas de entrada al Bosque de la Fantasía
Al final de esta entrada encontrarás el texto íntegro de este discurso de Ana María Matute.
Pero antes, a modo de breve introducción, quiero ofrecerte 7 puertas de entrada al bosque lleno de magia y de misterio que nos ofrece la propia autora, en forma de cita.
Si no hubiese podido participar del mundo de los cuentos y si no hubiese podido inventarme mis propios mundos, me habría muerto.
Los llamados «cuentos de hadas» no son, por supuesto, lo que la mayoría de la gente cree que son. Nada tienen que ver con la imagen que, por lo general, se tiene de ellos (…), porque tampoco los niños responden a la estereotipada imagen que se tiene de ellos.
Yo creo que no hay nada ni nadie que sea única y absolutamente materia, y que todos nosotros, con mayor o menor fortuna, somos portadores de sueños, y los sueños forman parte de nuestra realidad.
Para mí, escribir no es una profesión, ni una vocación siquiera, sino una forma de ser y de estar, un largo camino de iniciación que no termina nunca, como un complicado trabajo de alquimia o la íntima y secreta cacería de mí misma y de cuanto me rodea.
Escribir es, qué duda cabe, un modo de la memoria, una forma privilegiada del recuerdo.
Todos y cada uno de nosotros llevamos dentro una palabra, una palabra extraordinaria que todavía no hemos logrado pronunciar. Escribir es para mí la persecución de esa palabra mágica, de la palabra que nos ayude a alcanzar la plenitud.
La palabra «hermano», la palabra «miedo», la palabra «amor», son palabras muy simples, pero llevan el mundo dentro de sí.
Y ahora sí, te ofrezco la posibilidad de explorar este bosque por ti mismo.
Pero atento. Ten cuidado, porque cualquier criatura puede esconderse en su oscuridad.
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Hola Abel,
Desconocía el discurso “En el bosque”; pero me encanta Ana María Matute, sobre todo por su forma de narrar, por sus voces infantiles y por su admiración por los cuentos de hadas.
Tengo como lectura pendiente el libro de «Psicoanálisis de los cuentos de hadas», de Bruno Betttelheim. Me gustaría aprender más sobre los cuentos de hadas desde un punto de vista literario.
¡Un saludo!
Ana María Matute es muy grande y tengo la sensación de que nunca ha llegado a tener por parte del público el reconocimiento que se merece. Es cierto que en el último tramo de su carrera alcanzó cierta notoriedad (en los años de ‘Olvidado Rey Gudú’ y posteriores), pero…