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Hace un par de semanas os hablé de cómo el método Pomodoro me salvó la vida me ayudó a recuperar mi hábito de escritura.
Bien. Pues resulta que mi afición por todos los temas relacionados con la productividad me hizo dar un paso más y medir durante unos días el rendimiento de todas mis sesiones de trabajo.
Puede sonar un poco nerd… pero ya sabéis que lo nerd es el nuevo mainstream 😉
Para ello me armé de valor, y utilicé una aplicación llamada Pomotodo.
Hay muchas aplicaciones que te pueden ayudar a llevar un registro de lo bien o mal que estás cumpliendo con las obligaciones que te has autoimpuesto, pero yo elegí esta por tres motivos:
- Puedes acceder a ella tanto vía web como a través de una app para móvil.
- Incluye un simple gestor de tareas.
- Ofrece la posibilidad de etiquetar las tareas, lo que puede ser muy útil para saber cómo estás distribuyendo tu atención entre los diferentes proyectos en los que estás metido en un momento dado.
¿Es Pomotodo la mejor aplicación para hacer esto?
No. Sólo es la que mejor se adecua a mis circunstancias personales.
Como siempre os recomiendo: investigad un poco, no tengáis miedo a probar cosas nuevas, y pronto encontraréis vuestro modo de trabajo ideal.
Cuándo
Tras probar la aplicación unos días, vi que la distribución de mis sesiones de escritura seguía un patrón como éste:
Como podéis ver, mis mejores horas de trabajo son las primeras horas de la mañana, especialmente el tramo que va desde las 6:30 hasta las 8:00.
No es ninguna sorpresa porque ya hemos hablado alguna otra vez sobre las ventajas de madrugar, pero no está de más comprobarlo.
De hecho… cuando he intentado escribir por la noche he terminado pareciéndome bastante a esto:
Cuánto
Teniendo, como tengo, otros compromisos más allá de la escritura, lo que a mí me interesa es maximizar el número de palabras útiles que escribo en cada sesión.
¿A qué llamo yo palabras útiles? A todas aquellas palabras que hagan avanzar nuestra historia sin añadirle ningún relleno innecesario.
El objetivo no es romper ningún récord, así que es absurdo que nos hagamos trampas al solitario y empecemos a llenar párrafo tras párrafo con expresiones que no van a ninguna parte.
Así que abrí una hoja excel para llevar la cuenta de:
- El número de Pomodoros que hacía en cada sesión
- El número de palabras escritas en cada sesión
- La media de palabras por Pomodoro
Así me di cuenta de que en el primer Pomodoro escribía a un ritmo bastante lento. En el segundo y en el tercero aceleraba mucho… pero a partir del cuarto ya empezaba a decaer mi ritmo en picado.
Y con esa bajada de ritmo llegaba el desánimo. Un desánimo tan grande, que pocas veces finalizaba ese cuarto Pomodoro.
¿Qué hacer, entonces?
De vosotros depende.
En mi caso la decisión es fácil: intentar escribir una hora y media cada mañana, nada más levantarme.
Pero me encantaría saber cómo escribís mejor vosotros. ¿Sois animales diurnos, como yo, o nocturnos? ¿Cómo lográis compaginar la escritura con los estudios, el trabajo o la familia?
¡Estoy deseando leer vuestros comentarios!
Para mí las mejores horas son las nocturnas, ya sea a partir de las doce de la noche o antes de las ocho de la mañana. Más que nada por el ruido, mis vecinos son unos expertos en el tema jajaja.
De todas formas, no escribo regularmente. Eso sí, siempre tengo folios, anotaciones o algún cuaderno a mano, y lápices, muchos lápices. No por si me viene la inspiración en un momento imprevisto (que también), sino porque me hace tener en mente las ideas que he apuntado y pensar en las historias y personajes constantemente. A lo mejor no escribo tanto como quisiera, pero de esta forma rompo un poco mi rutina de universitario veinteañero (al menos en mi cabeza).
Soy consciente de que no tener un hábito es malo. No exploto mi capacidad, y cuando lo hago es de forma explosiva y sin control. ¡Un caos! Jajajaja
Un saludo 🙂
Como siempre digo, cada uno tiene su forma de funcionar. ¡De esas explosiones creativas suelen salir cosas muy interesantes! Para lo que sí me parece necesario tener un hábito es para pulir esas ideas y convertirlas en una buena historia, pero… tiempo al tiempo. Lo más importante es disfrutar de lo que estás haciendo 😀
En mi caso, tal como te pasa a vos, tengo una profesión y una familia, sumado a que como mujer la sociedad me impone (y yo acepto lamentablemente) varias tareas domésticas que nadie más haría en casa. A pesar de todo ello trato de encontrar al menos un par de tardes y buena parte del fin de semana para sentarme a escribir. No se aun cuando soy más productiva, pero el efecto de escribir es tan terapéutico y me hace tan feliz, que me motiva a no dejarme vencer por la falta de tiempo.
Me encantó el conejito, es mi imagen cada noche, jeje.
Muchas gracias por darte tiempo para el resto del mundo a pesar de tus obligaciones, son muy provechosos tus consejos y comentarios.
Tengo que decirte que tuve muchas dudas a la hora de incluir la animación del conejito. Me gusta tomarme las cosas con sentido del humor, no lo puedo evitar, pero aquí somos tantos que temía que la gente no se lo tomara demasiado bien 😉
Esa planificación que has encontrado me parece genial. Lo importante, como decía otro comentario, es ser constante y disfrutar del proceso creativo, como tú haces.
Gracias por tu comentario, ¡abrazo!
Hola Abel!
Yo soy animal nocturno, a diferencia de la mayoría de escritores que se sienten enérgicos y creativos por la mañana. Aún cuando tengo el tiempo, no consigo escribir mucho ni con calidad en las mañanas. Esto me hace pensar en cuán diferente somos, todos (como menciona Porfirio en su opinión). Es recurrente el tema de la escritura a primera hora de la mañana, como un sabio consejo de grandes escritores, profesores, artistas, etc. Reconozco que soy descendiente de criaturas alienígenas, pues tampoco tomo café (no lo considero bebida sana para mi cuerpo ni para mi sistema nervioso), y no necesito música – si no la hay. Lo único que necesito es estar cómoda en mi silla, y que el bolígrafo que utilizo sea el de siempre, mi preferido.
A pesar de esto, reconozco que sí escribo 15 minutos mientras desayuno, pero no me centro en mi novela, ni en mis relatos o en proyectos concretos. Practico escritura libre (brainstorming), y eso es un hábito que llevo hace 4 años y medio, sin interrupciones ni excusas. Esto lo aconsejo a cualquiera, no solo a escritores y artistas. Las impresiones que tenemos al levantarnos, como sea que surjan, tienen un impulso explosivo, más que creativo, diría yo. De allí luego pueden surgir ideas, sensaciones e imágenes que quedan en el inconsciente y aparecen después, cuando con conciencia uno se sienta a escribir (café o no café, música o no música, mañana, tarde o noche, etc.).
Muy buen post, como siempre!
Un gran abrazo creativo 🙂
Uyuyuy… creo que podríamos escribir toda una serie de entradas sobre las manías del escritor. Yo tampoco me escapo de esos «pequeños rituales». Supongo que los asocio de forma subconsciente al trabajo de escribir, en fin.
Conozco muchos compañeros que son animales nocturnos, y la verdad es que os envidio. Porque, mientras que la mañana no puede alargarse porque hay que salir a trabajar a una hora fija, la noche sí que se puede alargar un poco más en caso de estar en un buen momento creativo 😉
¡Abrazo!
Hola Abel!
Yo no puedo elegir cuándo ni cuánto… Lo hago cuando acabo con todas mis obligaciones de madre trabajadora y ama de casa. Es decir, a partir de las 11.30 pm y hasta que se me cierran los ojos, que suele ser muy pronto porque suelo estar agotada. No obstante, ya he escrito una novela y media, así que creo que, aunque sea poco tiempo, lo importante es ser constante. Muchos pocos hacen mucho!!
Saludos!
Tienes toda la razón, Pilar. Una cosa es saber cuándo rinde uno mejor… y otra cosa es poder escribir a esa hora. Lo importante, como tú misma decías, es la constancia.
¡Abrazo!
Soy un completo desastre, no tengo horarios, eso me ha restado mucho a la hora de escribir. De un tiempo para acá mis tiempos están alterados y mi escritura ha mermado, tanto que mi blog (con unos cuantos post) está desolado. Me he sentido muy frustrada porque escribir me encanta, me apasiona y no me he tomado el tiempo suficiente para hacer lo que más me gusta.
A veces es complicado sacar tiempo para escribir. Pero, si evalúas con detenimiento lo que haces cada hora del día, estoy seguro de que podrás «rebañar» pequeños ratos de aquí y allá. ¡No te desanimes nunca!
Para mi es la tarde y un poco de la noche. Yo en mañana estoy limitado porque debo ir al trabajo, Aparte que en los fines de semana tampoco trabajo temprano, porque si puedo me gusta dormir hasta tarde por la mañana. Total que yo a partir de la cinco de la tarde para las diez de la noche, es cuando tengo mayor energía e inspiración para trabajar en literatura.
Esto lo hago porque me gusta, me distrae, y me aleja del mundo estresado del Derecho, ya que mi profesión es de Abogado y Notario.
Todos necesitamos una válvula de escape 🙂
¡Gracias por comentar, abrazo!
Hola!
Yo, por lo general, no tengo un horario más productivo. Durante los 5 años que llevo estudiando apenas he tenido tiempo para escribir (cosa que me ha j… fastidiado bastante), por lo que cuando he escrito ha sido al tener toooodo el día libre, lo que hace que acabe escribiendo a cualquier hora.
Ahora que vuelvo a empezar el curso, supongo que lo intentaré por las mañana, entre las 10 y las 10:30, pues no puedo dedicarle mucho más 🙁
Además, soy ‘anti-apuntes’. Me explico, confío mucho (quizá demasiado) en mi memoria, por lo que al final la tengo saturada de pensar y escribo menos de lo que debería…Soy un desastre, ¡lo sé! Ja ja.
Esto me ayuda a despejar la cabeza de la ingeniería en la que vivo sumido día tras día (y noche tras noche), así que espero que ésta no me mate y me permita acabar mi proyecto!
Hola.
Sí , parece lógico que escribamos por la mañana muy temprano. Si se hace en otras horas del día, y aún más durante la noche, nos dormimos. A mí me pasa desde hace 8 ó 10 años, cuando era joven no me pasaba. Y esos que dicen que son noctámbulos son muy jóvenes. Bien.
Entiendo que los grandes escritores que dicen escribir durante la mañana es por la misma razón. No en vano, con 20 ó 30 años no hay tantos laureados.
Gracias por los post. Me sirven de mucho.
Saludos
Cada año que pasa, me noto un poco diferente. Y eso no siempre es malo, ojo. Tal vez tenga más determinación ahora que hace quince años. Eso es bueno. Pero el problema es que ahora tengo mucho menos tiempo que antes y, como tú mismo comentas, mi cuerpo ya no se comporta del mismo modo cuando lo maltrato demasiado (y no dormir es maltratarlo, para qué engañarnos).
Gracias por pararte a comentar, Diego 🙂