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Top Secret fue la primera película que vi de la tríada formada por David Zucker, Jim Abrahams y Jerry Zucker (más conocidos como los ZAZ).
Demasiado joven aún como para poder salir por ahí solo, mataba los fines de semana yendo a casa de un amigo para ver las películas que habíamos grabado de la televisión en nuestros vídeos VHS.
Teníamos una especial afición por el terror cutre y las comedias al estilo de El baile de los vampiros. Y ahora, en cambio… ehm… Creo que no he cambiado demasiado en todos estos años, si tengo que ser sincero.
El caso es que Top Secret supuso para nosotros una bocanada de aire fresco. Luego descubrimos Aterriza como puedas, y a partir de ese momento ya nos hicimos unos incondicionales de los Zucker-Abrahams-Zucker.
Pero todo tiene unas reglas. Hasta el humor más irreverente las tiene. Y los ZAZ se regían por un decálogo que creo que sería interesante que conocieran, no sólo los aficionados a su cine, sino que también todos los aficionados al humor en general.
Y dentro de ellos, por puesto, los escritores. Porque la inmensa mayoría de estas reglas son aplicables también a la escritura de humor.
1. Basta con un chiste
Dos chistes contados al mismo tiempo se cancelan. Así, si un actor tiene que decir alguna frase ingeniosa, deberá hacerlo con seriedad. Intentar ser gracioso mientras se dice una frase ingeniosa no hace más que diluir la comedia. Del mismo modo, no debería haber bromas en primer plano mientras sucede algo tonto en segundo plano, y viceversa.
2. Reconocimiento
Los actores que aparecen en primer plano deben ignorar las cosas graciosas que suceden a su espalda. Al final de Agárralo como puedas, por ejemplo, Priscilla Presley le dice a Leslie Nielsen que todo el mundo necesita un amigo como él. Ninguno de ellos dos reacciona ante la caída de la silla de ruedas de O.J.Simpson en segundo plano.
3. Todo está relacionado
Las bromas que suceden en segundo plano deben estar relacionadas de algún modo con lo que está sucediendo en primer plano. La escena de O. J. Simpson de la que acabamos de hablar es graciosa, por ejemplo, porque Drebin le acaba de dar una palmada en la espalda y es él quien ha provocado toda su desgracia.
4. La cuarta pared
No recuerdes al espectador que está viendo una película. Esta es la regla que verás rota en más ocasiones, pero una película tiene que estar construida de forma muy sólida para que siga funcionando después de haber roto la cuarta pared más de una o dos veces.
5. Intelectual
No incluyas en tus chistes referencias que sólo entenderán un par de personas.
6. Jerry Lewis
Las escenas de una parodia deberían imitar con la mayor fidelidad posible eso que tratas de parodiar. Eso significa, básicamente, que debes seguir la regla número uno. Ya tienes frases graciosas en tu guion. Si les añades actuaciones cómicas, decorados cómicos y nombre graciosos, no harás más que diluir el humor.
7. Algo chirría
Los chistes pierden la gracia muy rápido cuando encierran algún tipo de moraleja.
8. Autoconciencia
Evita las bromas sobre el mundo del cine, el de la comedia o incluso sobre la película misma. Ese tipo de chistes harán que los espectadores no se zambullan en el argumento ni en los personajes.
9. Muñeco de paja
Sucede esto cuando el escritor crea los objetivos de sus chistes en vez de tomarlos de la vida misma. Aunque las bromas den en el blanco, ¿a quién va a importarle?
10. ¿Puedes vivir sin ello?
Una vez que ya has hecho tu broma, no debes dejarla por ahí suelta. En Agárralo como puedas, por ejemplo, Frank y Ed están sentados dentro de un coche y tienen los labios de un ridículo color rosa por haber estado comiendo pistachos. Cuando Frank entra en el apartamento del malo de la película en la siguiente escena, en cambio, vuelve a tener los labios limpios. Este tipo de bromas son como comprarse una camiseta supuestamente divertida. ¿Durante cuánto tiempo pueden ser graciosos los mensajes de «estoy con un imbécil»?
11. Eso nunca sucedió
Con esto nos referimos a algo que desafía a la lógica pero que entra y sale de la pantalla de un modo en el que no tenemos más remedio que creerlo. En una escena de Aterriza como puedas, por ejemplo, hay un corte a cuatro personajes tocando diferentes instrumentos musicales en la cabina del avión como consecuencia de un juego de palabras («they’re on instruments!”). Segundos después, en la siguiente escena, el saxo y el clarinete han desaparecido. Si se hace bien, ninguno de los espectadores preguntará dónde están esos instrumentos que faltan.
12. Golpear demasiado tarde
Sabes que ya se ha hablado demasiado sobre un tema cuando lo han exprimido Leno, Letterman, los premios MTV, etc.
13. Pizzas técnicas
Los efectos especiales no son sinónimo de diversión.
14. Aguantar demasiado
No estires las bromas demasiado. Cuando el humor haya llegado a su punto culminante, saca las tijeras.
15. No hay reglas
Puede que esta última regla sea la más importante de todas, siempre y cuando hayamos interiorizado antes las otras catorce.
Remedando la famosa cita de Pablo Picasso en la que decía que le tomó cuatro años pintar como Rafael pero le llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño, el problema es que nunca hubiera podido hacer lo segundo… sin hacer lo primero.
Así que aprendamos bien las reglas de nuestro arte antes de ponernos a jugar con ellas.
Gracias Abel por compartirnos algo interesante.
Gracias a ti por recalar en esta entrada 🙂
El humor siempre será un muñeco espinoso, exigente al cuidado en su manejo. Buena entrada Abel.
Gracias
Luis Ángel
Es curioso que, siendo uno de los géneros más complejos, sea también uno de los menos valorados. Qué desfachatez querer hacer reír a alguien 😉
Abrazo, Luis Ángel.