Mandamiento Nº2: Engaña a tus lectores

Abel Amutxategi

“Yo no pido que mi música sea interpretada, sólo que se toque lo escrito en la partitura”

-Maurice Ravel

Como uno de los objetivos que busco con esta serie de “Mandamientos para escritores” es el de divertirnos todos un poco poniendo a la literatura como excusa, he decidido escribir un mandamiento exactamente opuesto a ese primer “No engañes a tus lectores” sobre el que escribí antes de verano.

Y es que si algo me atrae de este oficio de escribir, es el jugar con el poder de las palabras y el ritmo narrativo.

Hace algún tiempo tuve que reseñar la novela ‘La vida en siete minutos’, para la revista AUX Magazine (si alguien tiene curiosidad sobre ello, incluí el texto íntegro de la reseña en mi blog personal… ése que tengo tan abandonado, sí).

La novela es muy recomendable: una comedia agridulce muy bien trabada y en la que el autor demuestra toda su pericia como guionista. Pero en esta entrada sólo voy a comentar un pequeño pasaje que demuestra cómo el jugar con el lector puede añadirle un poco de salsa (o un poco de sal y pimienta, para todos aquéllos que no quieran mojar pan) a tu novela.

taller de narrativa

Llegado un momento de la novela me encontré con este fragmento que habla sobre un sms recibido por el protagonista:

Esto fue lo que leyó:

“¡¡¡¡¡¡Felicidades Toni!!!!!! (…) Próximo invitado confirmado: Robbie Williams. Lectura de propuestas: lunes tarde, como siempre (…)”.

En la reunión de lectura de propuestas que se menciona en el mensaje, el protagonista critica al actor Robin Williams ante los comentarios que un compañero hace sobre él… con la mala suerte de que el jefe todopoderoso de la cadena de televisión en la que trabajan se destapa como un ferviente admirador suyo.

Entonces el jefe defiende con uñas y dientes su elección como próximo invitado, lo que tiene unas consecuencias muy graves para nuestro protagonista.

¿Cómo?

¿No ponía en el sms que iba a ser el cantante Robbie Williams?

El autor resuelve el problema con estas frases:

El mensaje decía textualmente:

“¡¡¡¡¡¡Felicidades Toni!!!!!! (…) Próximo invitado confirmado: Robin Williams. Lectura de propuestas: lunes tarde, como siempre (…)”.

Me sentí engañado al leer eso.

Yo recordaba perfectamente haber leído el nombre de Robbie Williams, así que no iba a caer en ese truco.

Mi sorpresa llegó al volver atrás y darme cuenta de que en el primer mensaje se explicaba que “eso fue lo que leyó el protagonista”, mientras que en el segundo se decía que “eso era lo que decía textualmente” el mensaje.

La trampa no me la había puesto el autor, sino esa manía que tenemos todos los lectores de no leer exactamente lo que dice el texto.

Así que hoy quiero invitaros a aprovecharos de todas las posibilidades que nos da nuestra lengua común y engañéis a vuestros lectores todo lo que necesitéis para sacar vuestra novela adelante.

Como en el amor y como en la guerra… ¡en la literatura no hay amigos! 😉

Como siempre, quiero pedirte que compartas esta entrada en tus redes sociales favoritas si te ha parecido interesante.

Gracias por escribir…

21 comentarios en «Mandamiento Nº2: Engaña a tus lectores»

  1. Pingback: Bitacoras.com
  2. Entiendo el sentido de la propuesta, algunos engaños son buenos, otros no, algunos son de buen gusto, otros te dejan con la sensación de que el escritor trata a sus lectores como tontos.
    me gusta la idea de este post, pero creo que el ejemplo es muy malo y corresponde más a lo que NO se debe hacer.
    ojala que en el futuro retomes este tema y nos des otros ejemplos en los que los engaños quedan mejor planteados, porque esta vez creo que la mayoría de los lectores de tu post quedaron un poco confundidos jeje

    Responder
  3. Tomémoslo con un poco de humor, por favor 😉

    A decir verdad, el primer mandamiento se debería haber titulado "No te saques de la manga recursos que no sean coherentes con el resto de la historia", y éste segundo se debería haber titulado "Atrévete a jugar con el lenguaje".

    Estos títulos me parecieron demasido sosos y me apeteció jugar un poco con ellos… eso ha sido todo.

    Responder
  4. Veo que me he metido en un enorme berenjenal al utilizar la palabra "engaño".

    Es un poco lo que le he respondido a Marly: lo de este post no es realmente un engaño, sino jugar con el lenguaje y, sobre todo, con la atención del lector.

    No creo que haya nada malo en hacer eso… el único problema que le veo es que algún lector se puede sentir un poco "tonto" (normalmente nos gusta sentimos más listos que los autores, como si ellos no lo tuvieran planificado todo para que nos sintamos así) y puede abandonar la novela. Pero por lo demás…

    Eso sí: veo que no a todos los seguidores del blog les gustan estas "tonterías", así que seré más serio 😉

    Responder
  5. Mira, a mi me pareció muy interesante los comentarios desatados a raíz de tu mandamiento. Esto nos nutre en diferentes ópticas.Cada uno elige la que mejor se identifique. A mi, todo me pareció válido. Gracias por tu dedicación y propuestas motivadoreas!! Te parece comentar a cerca de cómo lograr provocar intriga sin caer en suspenso? Saludos!

    Responder
  6. Jajajajaja, muy intereante y muy cierto, desde mi humilde opinión, ya me ha pasado, incluso mejor, cuando lees la novela que te encanto una segunda vez y notas tooodos los detalles que por apresurado no viste la primera vez y muchas cosas cobran sentido.

    Responder
  7. Me encanta la idea. Siempre me han gustado esos trucos que te hacen releer y darte cuenta que, efectivamente, te engañaron. Pero no me lo tomo a mal, es más, aplaudo que se interactue con el lector hasta ese punto. Chapó!

    Responder
  8. ¿Por qué no es posible la certeza de lo uno y lo contrario? (…) Acaso una lente siendo un único objeto, no varía nuestra apreciación de cóncava, a convexa (…) No por ello deja de ser una única realidad física u holográfica(…), lo que cambia solo es la posición geográfica del observador (…), según su posición fuere delante o detrás (…) ¿cual es la posición de delante (…) y la de detrás?

    Responder
  9. Cómo escribir un libro (sin morir en el intento) ¡Gracias Abel Amutxategi! No todos los seres -ocurre a menudo en los humanos que conozco-, se hallan dispuestos a compartir gratis sus conocimientos. La generosidad es más que virtud una ciencia poco conocida. Mi simpatía y mi voto

    Responder
  10. Me hizo acordar a una novela de Agatha Christie (ella usa bastante este recurso de los juegos con las palabras y las situaciones). En «El asesinato de Rogelio Akroyd» detalla la escena previa a la muerte de una manera que, si se lee detenidamente, uno queda en la pista del asesino en seguida. Pero es recién al final que uno se da cuenta. Y no se trata de una engaño porque todo estuvo siempre a la vista del lector.
    No creo que el lector deba sentirse tonto. Creo, al contrario, que hay que reconocer la calidad del autor.

    Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.