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En mayo de 2012, Neil Gaiman fue invitado a hablar ante un grupo de universitarios a punto de graduarse. Podéis leer aquí una transcripción completa de la charla en inglés, pero quiero empezar esta entrada de hoy haciendo referencia al tramo de discurso en el que Gaiman compara el proceso que lo llevó a convertirse en un escritor de éxito con el ascenso a una montaña.
Y la transcipción, traducida libremente al castellano, dice algo así:
«Algo que me funcionó fue el imaginar que ese lugar en el que yo quería estar el día de mañana -ser un escritor, principalmente de ficción, que escribe buenos libros, buenos comics y que vive de sus palabras- era una montaña. Una montaña muy lejana. Mi objetivo.
Y yo sabía que todo estaría bien mientras siguiera caminando hacia esa montaña. Cuando no sabía qué hacer con mi vida, me detenía y me planteaba si mi siguiente paso me acercaría más a esa montaña o no. Rechacé trabajos como editor de revistas, buenos trabajos que me hubieran hecho ganar un buen dinero, porque sabía que, a pesar de ser atractivos, esos trabajos me hubieran hecho alejarme de la montaña. Si me hubieran hecho esas ofertas tiempo atrás, en cambio, tal vez sí que las hubiera aceptado porque entonces sí que me hubieran acercado a esa montaña que era mi objetivo».
Dejando a un lado lo que pueda significar o no el éxito para cada uno de nosotros, escribir y publicar una novela puede suponer en ocasiones un trabajo descomunal. A veces fijamos nuestra mirada en la cima de esa montaña que nos hemos propuesto escalar palabra a palabra, y nos desanimamos al ver lo poco que hemos avanzado y todo lo que aún nos queda por delante. Entonces es cuando aparecen los miedos, las decisiones equivocadas o excesivamente azarosas, el bloqueo del escritor…
Entrando ya en lo personal, el año pasado se me pasó sin escribir gran cosa. Entre el trabajo editorial previo a la publicación de ‘Berbontzi‘, la redacción de propuestas literarias para ‘Su muerte, gracias‘, la búsqueda de agente, etc., descuidé más de la cuenta el trabajo de escritura, que es el que realmente da sentido a todo ese «infierno» que viene después.
Así que me estoy esforzando en que este 2015 sea diferente, y para eso estoy intentando trabajar tres conceptos que están muy relacionados entre sí:
A lo largo de las tres próximas semanas, os iré hablando de cada uno de estos conceptos.
Mientras tanto, espero que esta pequeña introducción de hoy os haya resultado interesante.
Gracias por leer… 😉
Muy interesante, como todos tus aportes. No solo llegarás a tu montaña, sino que además observarás el camino que has recorrido desde la cima. Un saludo
Espero tener el placer de escalar esa montaña con todos vosotros. Así las penurias se harán más llevaderas 😀
Me ha parecido una entrada cuanto menos interesante. Nunca me lo había planteado así, como una montaña muy lejana que culmina en un objetivo o deseo. Ya no sólo escribiendo, en mi vida muchas veces me he sentido perdido porque veo a lo que quiero llegar pero mis pasos no van en ninguna dirección y lo ideal sería pararme un momento a pensar y visualizar de nuevo la montaña con prismáticos.
Estoy deseando leer las próximas entradas. Por ahora esta ya me ha alegrado el domingo.
Saludos!:D
Tienes toda la razón, Rafa. Esto que comentaba Gaiman (y lo que yo voy a explicar en lsa siguientes entradas) es tan válido para la vida como para la literatura.
Gracias por pararte a comentar, Rafa, espero leerte a menudo 🙂
Gracias Abel, por compartir esas sensaciones… es lo que muchos sentimos, ponerlas en perspectiva reconforta y nos da un poco de aliento tan necesario en nuestro ascenso…
Abrazos!
Máximo A. García 37, Alma Rosa
Muy interesante tu introducción. Escribir es algo maravilloso, el suceso es la montaña que a la que hay que llegar. Y no me refiero aqui a sucesos nacionales ni mundiales.
Simplemente el poder editar un libro para mi ya sería un paso andado, ponerlo en las librerias y que lo compren y que agrade, ese seria mi suceso, lo que daria mas inspiración a lo que escribo.
Pero la realidad es diferente, y si no tienes alguien quien te presente y te de una mano, por mas objetivo que seas, serás limitado.
El problema de la literatura es justo ése que comentas: que el éxito depende a veces de terceros. Lo que nosotros podemos hacer es esforzarnos por crear textos cada vez mejores y no hacerlos públicos hasta que no creamos que realmente merecen la pena… lo que no es poco 😉
Gracias por comentar, Carmen.
Gracias, yo tengo la meta de escalar la montaña verso a verso. Espero poder lograrlo.
Seguro que lo consigues, René.
Gracias por comentar 🙂
Qué buena descripción! Me he sentido así demasiadas veces en mi vida desde que decidí escribir la novela que comencé hace 3 años y que no hay manera que termine. Espero con ansias las próximas publicaciones. Gracias!
¡Ánimo con esa novela, Gabriela! Estoy seguro de que, si mantienes el ánimo, no se te resistirá mucho más tiempo 😉
Yo tengo un concepto parecido al que leímos, para mi el proceso de escribir es como construir una gran piramide, Yo vivo en Guatemala serca de las ruinas de TIKAL, cuando uno va a ese lugar, encuentra que los primeros ensayos de piramides fueron un tanto toscos y endebles, hasta pequeños, luego con el tiempo fueron perfeccionando sus técnicas hasta llegar a producir esas grandes maravillas que aún perduran a través de los siglos. Con la escritura pasa lo mismo, tenemos que aprender a construir historias, quizas las primeras no salgan tan bien, pero hay que continuar hasta lograr el éxito.
Respecto al proceso de publicación y edición leía un post ayer en ESCRILIA, un blog de Tomas, sobre los rechazos, han habido grandes éxitos de novela que antes de serlo, sus autores fueron rechazados innumerables veces, por ejem la autora de la saga Harry Poter, tuvo catorce rechazos editoriales antes de que alguien se interesara en publicarla. Para darnos ánimo te invito a que leas ese Blog, y ese post. Realmente te reanima el espiritu para continuar en esta batalla. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SALUDOS A TODOS!!!!!!!!!!!!
Yo mismo escribí una entrada en este blog sobre los rechazos: http://www.comoescribirunlibro.com/50-autores-famosos-rechazados-editoriales/
Ahora bien: una vez dicho esto hay que obrar con mesura. Una novela no será peor por ser rechazada, pero tampoco mejor. Al leer este tipo de artículos a veces corremos el riesgo de pensar que somos el nuevo García Márquez… sólo porque hemos sido rechazados como él.
Lo que yo humildemente pienso es que debemos ir puliendo nuestra prosa hasta que nosotros, poniéndonos en el lugar de los editores y siendo 100% sinceros, pensemos que es una novela que merece ser publicada.
Una vez llegados a ese punto, debemos ser conscientes de que las agencias y las editoriales barajan muchos más criterios además del de la calidad de un texto.
¡Gracias por comentar, Ángel!
Lo más difícil de seguir es la rutina diaria de escribir. Y lo malo es que sin ella jamás conseguiremos llegar al final del camino. A escribir se aprende escribiendo y leyendo; y no por que lo hayamos repetido un ciento de veces deja de ser más verdad. Espero llegar algún día al final de mi montaña.
Gracias a tus consejos se lograr tener un poco más de ánimos para seguir andando. Gracias, Abel.
Seguro que lo consigues. El camino es largo pero… si fuera más corto no podríamos ver el paisaje 😉
Me he sentido muy identificada con todo lo que he leido en este interesante intercambio, desde las opiniones iniciales hasta los comentario y reconforta mucho ver que una no es la única, que todos pasamos angustias similares en este largo bregar de convertirnos en escritores y de dar a conocer nuestras obras.
Yo soy de los que piensan que escribir en una carrera más. Muchas veces pensamos que cualquiera puede hacerlo (y sinceramente creo que es cierto), pero todos tenemos que aprender a hacerlo poco a poco. Es genial que, gracias a los comentarios de todos, podamos ir aprendiendo juntos 😀
En la medida que experimentemos la delicia de leer, tendremos mayor o mejor disposición de conquistar esa montaña.
Interesante el artículo Abel, y muy sugestivas tus respuestas.
Muchas gracias.