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A pesar de que para muchos de vosotros la escritura fluye en cuanto os sentáis ante el teclado, tengo que reconocer que a mí me cuesta escribir. O al menos me cuesta ponerme a escribir, que muchas veces es la parte más dura de este trabajo.
Por eso me ha preocupado siempre el tema de la productividad: no sólo el cómo crear un hábito de escritura, sino el cómo aprovechar al máximo ese tiempo que robamos a nuestra vida para escribir.
¿Y por qué me cuesta?
Pensando un poco sobre el tema, creo que se conjugan varios motivos: el cansancio físico y mental, el saber que el trozo de historia que ya tenemos escrito no está todo lo pulido que debería (¿cómo va a estarlo, si sólo es un primer borrador?), la inseguridad que aporta el no saber si habrá algún editor interesado justo en el tipo de historia que estoy escribiendo…
Así que muchas veces tengo que obligarme a escribir. Como dice la cita de Louis L’amour, «El agua no empieza a fluir hasta que no se abre el grifo».
Y para eso, para obligarme a escribir al menos durante un tiempo reducido, es para lo que uso el archiconocido método Pomodoro.
No voy a extenderme en cómo funciona este método porque otros ya lo han explicado muy bien antes que yo. Lo único que voy a hacer es compartir con vosotros cómo lo uso yo, y cómo me está ayudando a recuperar el hábito de la escritura después de las vacaciones.
Simplificándolo mucho, el método Pomodoro consiste en obligarse a trabajar en sesiones de 25 minutos, separadas por breves descansos de 5 minutos. Si consigues hacer cuatro sesiones de 25 minutos seguidas te habrás ganado un descanso de 15 minutos… pero mis circunstancias familiares hacen que yo nunca pueda llegar a tanto cuando estoy escribiendo.
Sencillo, ¿verdad?
25 minutos es un periodo de tiempo lo suficientemente corto como para que no le tengamos miedo, pero lo suficientemente largo como para que obtengamos un cierto resultado y, sobre todo, formemos un hábito.
¿Qué podemos perder si todo sale mal? Sólo 25 minutos de nuestro tiempo. Y lo más seguro es que, entre todas las vaguedades que hayamos escrito, encontremos alguna idea que merezca la pena desarrollar en alguna otra sesión de escritura.
Otra de las virtudes de este método es que nos obliga a seguir escribiendo durante toda nuestra sesión de trabajo (esos famosos 25 minutos), a pesar de que no sepamos demasiado bien cómo seguir. Es lícito detenerse a pensar un poco, claro que sí, pero el show debe continuar.
¿Y cuál es la consecuencia más directa de esta obligación?
Que cada vez que nos atasquemos, escribiremos un par de frases realmente horribles. Artificiales, llenas de clichés, metidas con calzador en el texto… todo lo que queráis: pero serán dos frases que podremos sustituir fácilmente a lo largo del proceso de corrección.
Y eso es siempre mucho mejor que dejar de escribir, ¿verdad?
¿Qué opináis de este tipo de métodos? ¿Os parecen útiles, o preferís dejar que la escritura fluya de un modo más natural?
¡Espero leer vuestros comentarios!
Me ha parecido muy curioso el método que comentas. Yo nunca he probado ninguno la verdad, soy más de cuando me llega la inspiración. Pero no me malinterpretes, no es que me cueste poco escribir, pero como no es mi prioridad (muy a mi pesar) pues prefiero no «perder» una hora con vaguedades y ponerme al lío cuando tenga las ideas en mente.
Tengo que encontrar un modo de equilibrar mis estudios y el resto con esto de escribir. Como he leído muchas veces, y también en este blog, hay que hacer algunos sacrificios.
Gracias por esta entrada! Leer este blog siempre me inspira para seguir escribiendo!
Claro, Rafa. Tenemos que conseguir compatibilizar todas las esferas de nuestra vida. De hecho, creo que es el mejor modo para ser felices escribiendo 😉
¡Gracias por comentar!
Muchas veces me cuesta escribir, así que voy a probar si esta técnica funciona (o me funciona). Yo creo que lo más importante es escribir, forzarte si es necesario y redactar unas oraciones o unos párrafos, porque muchas veces todo termina fluyendo.
Lo que a mí me pasa es que puedo estar escribiendo por una hora o 45 minutos, pero no logro escribir mucho. Recién noto el avance con el paso de los días. ¿Es eso normal?
¡Me gusta mucho este blog!
Cada uno tenemos nuestro propio ritmo. El mío fluctúa muchísimo dependiendo de las circunstancias, pero sí que es cierto que he subido bastante el número de palabras que escribo por sesión siguiendo estos consejos: http://www.comoescribirunlibro.com/el-triangulo-de-la-productividad/
En mi caso la segunda redacción y la corrección es más un placer que un trabajo, así que no me cuesta ponerme. Para la primera redacción es distinto. Las dudas y la inseguridad hacen que me cueste más arrancar. De momento lo he solucionado usando un método muy sencillo: me he sacado la escoba de escritor del culo y he dejado de tomarme tan en serio. Ha sido maravilloso, una liberación, al eliminar gran parte de la presión he conseguido que todo fluya de una forma desconocida hasta ahora.
No se puede decir de forma más clara. ¡Me ha encantado la expresión! 😀
Yo conseguí escribir dos libros sobre la historia reciente de mi ciudad, pero eso es recoger y ordenar datos. De creación querría hacer una novela histórica, pero no he pasado de escribir algún dato sobre los protagonistas y la trama.
A mí me cuesta comenzar a escribirla porque creo que la idea que tengo aún es demasiado vaga.
La técnica de los 25 min puede ser válida como cualquier otra, pero la pienso probar.
Se suele decir que hay dos tipos de escritores: los que escriben con mapa y los que escriben con brújula. Tal vez seas de los primeros… como yo, por otra parte.
Tengo pensado publicar varias entradas sobre estructura narrativa, tal vez te puedan interesar para afinar un poco esa idea.
¡Gracias por comentar, Fernando!
Todo lo que incentive la escritura sirve, y mejor si nos viene ya semidigerido por alguien que sabe. Estaré atento al tema de “Estructura narrativa” Mil gracias.
Espero que nos sigamos leyendo, Ruffo 🙂
Hola. A mí lo que mejor me funciona es levantarme a las cinco de la mañana y escribir durante una hora y media aproximadamente. Cuesta levantarse, pero la mente y el cuerpo están descansados y cunde el trabajo.
Coincidimos en horarios, Pedro 😀
Hola Abel. Enhorabuena por tu pagina, en serio, es brutalmente inspiradora. Llevo tiempo siguiéndola y siempre quiero comentar y al final lo dejo pasar.
Me encanta leer y hace un tiempo me he querido pasar al lado oscuro del libro, el de la creación. Estoy comenzando por un relato corto pero veo que eso no disipa las dificultades.
Me han servido mucho tus entradas pero no encuentro, o no la hay, alguna entrada de consejos sobre descripciones de los lugares y es un tema que me tiene muy liado. No se si describo mucho o me quedo corto. Te pediría por favor que si lo hay me dirijas a él y si no te animo a que alguna vez pongas alguno que seguro no soy el único.
Muchas Gracias por que gas dado luz a mis necesidades. Suerte con tu novela.
Gracias, Valentín. Me alegro de que te guste el blog y espero leerte a menudo por aquí.
Anoto la idea para una futura entrada, por supuesto.
‘Su muerte, gracias’ está en plena maquetación… ¡espero poderos anunciar su publicación antes de Navidad! 😀
Gracias por el tip. Mañana mismo lo pondré en práctica, sólo para hacer la prueba. Cuando tengo un bloqueo inspiracional suelo olvidarme del tema por unas horas. Cuando retomo la tarea, ya me encuentro más relajada, y las palabras fluyen con naturalidad. No es infalible, así que el método pomodoro me parece muy interesante 😉
Es un muy buen método, Mónica. Al alejarnos un poco de esa tarea en la que nos hemos atascado, a veces llegan a nuestro cerebro ideas súbitas que pueden ser la solución a nuestro problema (lo que los psicólogos denominan ‘insight’). Y es que el cerebro nunca deja de trabajar… 😀
Buenas noches.
La verdad es que no aplico ningún método. Como a muchos prácticamente no tengo tiempo, y es que con tres niñas pequeñas es un no parar.
Actualmente estoy escribiendo para mi primera novela. Si veo que ese día no estoy del todo inspirada, no me pongo a ello. Eso no quiere decir que no piense en nuevas historias, personajes,etc. Cuando lo tengo claro es cuando me siento y dejo que fluyan todas las ideas que he ido elaborando en mi cabeza.
A todas formas, probaré este método y ya te contaré si surte efecto o no.
¡¡Muchas gracias!!
A veces es complicado sacar un tiempo para escribir. Por eso hablo muchas veces de las diferentes formas en las que he ido intentando aprovechar al máximo ese tiempo.
¡Suerte con esa novela! 😀