Cómo NO ganar concursos literarios 1/2

Abel Amutxategi

Hace algunos años, un concurso de narrativa breve convocado por el Willesden Herald quedó desierto. Hasta aquí no hay nada fuera de lo normal. Muchos concursos literarios quedan desiertos por haber pensado el jurado que las obras presentadas no reúnen la calidad que estiman necesaria para elegir un ganador. El hecho diferenciador en este caso es que el jurado de este premio literario hizo un interesante ejercicio al comentar los motivos por los que había rechazado la mayor parte de las obras presentadas a concurso.

Está claro que no hay ninguna receta que pueda enseñar cómo ganar concursos literarios. De otro modo siempre los ganarían las mismas personas. Pero sí hay ciertos factores que pueden hacernos quedar eliminados en la primera criba del jurado.

Evitarlos será el primer paso hacia una posible victoria.

¿Quieres saber cuáles son los errores que  más comúnmente encuentran los jurados de los concursos literarios?

1. No cumplir con las reglas

Este es el error más fácilmente evitable, pero muchos manuscritos suelen ser rechazados por esta razón. Lee atentamente las bases originales publicadas por la entidad organizadora y esfuérzate por cumplir con todos los requisitos. De otro modo, tu obra no será ni siquiera leída.

2. Demasiados personajes

Seán Ó Faoláin dijo que ‘un relato breve es a una novela lo que un globo aerostático es a un avión de pasajeros’. Como el avión, la novela tarda un tiempo en despegar y transporta a mucha gente hasta muy lejos. Un relato breve, en cambio, despega directo hacia su objetivo y no lleva más que a una o dos personas, a las que hace aterrizar en un lugar no demasiado alejado de su punto de partida. Si mencionas a demasiados personajes en tus primeras dos páginas y tu relato no es una obra maestra, la mayor parte de los lectores se rendirán inmediatamente. Ten siempre esto en mente.

3. Personajes poco diferenciados

Cada uno de tus personajes debería tener su propia forma de ser, su temperamento, su historia personal. Incluso muchas veces su particular forma de hablar dependiendo de su cultura y del estrato social al que pertenezca. El hecho de que tengan nombres diferentes no es suficiente para que tus personajes se diferencien unos de otros a los ojos de un lector externo.

4. Solipsismo

Una personaje miserable siendo miserable. Muchos relatos sólo tratan de esto y, al no preocuparse de lo que pueda suceder a nadie más que a este personaje protagonista tan miserable, pecan de una gran monotonía. Los jurados de los concursos literarios tienen muchos relatos que leer… a la mayoría de ellos no les va a gustar esta monotonía.

5. Finales de usar y tirar

La historia se ha desarrollado bien y ha atrapado la atención del jurado, pero en algún momento el autor ha debido pensar «ya es suficiente, voy a añadir un giro y terminar la historia aquí mismo», dando al traste con todo su esfuerzo. Habiendo llegado tan lejos, es una pena que tu relato quede fuera de la fase final de un concurso literario por simple dejadez.

6. Finales no cortados a tiempo

Es un poco lo contrario al punto anterior. Todo ha ido bien, el jurado ya piensa en hacer que este relato pase a la siguiente fase del concurso literario, pero el autor comete el error de alargar el final con una serie de párrafos (¡o incluso páginas!) que, una vez resuelta la historia, sobran. Esto resulta especialmente frustrante porque obliga al jurado a eliminar un relato por lo demás muy válido.

Concursos Literarios

7. Principios introductorios

El autor explica que va a contar una historia y desarrolla su contexto para preparar al jurado antes de acometer el relato propiamente dicho. Puede que el cuento sea bueno una vez llegados a su comienzo real, ése que se da párrafos o páginas después del comienzo del texto, pero pocos miembros del jurado llegarán hasta ese comienzo y ninguno de ellos será partidario de hacerlo pasar a la siguiente ronda del concurso literario. Ese tipo de principios deben ser siempre cortados.

8. Aburrido

«Está bien escrito, pero voy sólo por la página tres y no sé de qué trata este relato… ¡estoy perdiendo las ganas de vivir!». Nadie apunta con una pistola a los jurados para que se lean los relatos presentados al concurso literario en el que trabajan, así que más nos vale ir directos al grano y evitar los circunloquios llenos de lugares comunes que no tienen nada que ver con la historia que queremos contar.

9. Banal

Es parecido al relato aburrido: gente en situaciones difíciles como ancianos que viven en residencias, familiares que se mueren, etc. Todo relato debe contar dos historias: la que se le cuenta positivamente al lector y la subyacente a ésta historia, que es realmente sobre la que trata el relato. Uno puede narrar la excursión al monte de una pareja, pero lo que realmente quiere hacer llegar al lector tal vez sea cómo esa pareja se da cuenta de que ya no tienen futuro. Los relatos banales carecen de esta historia subyacente. Creen que van a ser interesantes sólo por hablar de alguien en una situación difícil… y no es así.

10. Experimento fallido

Es de valorar el que alguien se atreva a enviar un relato experimental a un concurso, pero esta innovación en lo formal no va a hacer que el jurado del premio literario tenga más manga ancha con tu trabajo. Debes evitar igualmente que el texto quede forzado, sea repetitivo, aburrido, sin argumento, que su prosa no esté cuidada ya sea por exceso o por defecto… En definitiva: no debes descuidar el resto de aspectos de tu relato sólo porque confíes en lo novedoso de su forma.

11. Poco convincente o melodramático

Estos son los relatos que el jurado no llega jamás a creerse. A pesar de tener una estética realista, no resultan creíbles. Su argumento está forzado y tiene múltiples aristas. Sus personajes sobreactúan o intercambian entre ellos unas frases que el lector nunca llega a comprender (éste puede ser el caso de algunos relatos policíacos llevados al extremo en los que los policías hablan sobre los procesos de su investigación en demasiada profundidad sólo para que el autor pueda demostrar de lo que es capaz).

12. Lleno de errores

Los errores gramaticales u ortográficos tienen el mismo efecto que las notas desafinadas en una audición musical. Aunque resultes ser un genio que domina a la perfección el resto de aspectos de la narrativa, ninguno de los miembros del jurado permitirá que tu obra pase a la siguiente fase del concurso literario si no cuidas los aspectos más formales de tu prosa. Es realmente frustrante leer una obra llena de errores, ¿lo has probado alguna vez?

¿Quieres saber el resto de errores que pueden hacerte NO ganar un concurso literario? Los publicaremos en nuestra siguiente entrada. Recuerda que puedes apuntarte a nuestra Lista de Correo para recibirla cómodamente en tu cuenta de correo electrónico.

Gracias por leer…

37 comentarios en «Cómo NO ganar concursos literarios 1/2»

  1. Los consejos son muy interesantes. Pero en lo personal, creo que seria muy frustrante ganar un premio de un jurado. Preferiria el camino mas largo y dificil, y ser reconocido por un grupo de lectores(por minimo que sea). Lei libros muy premiados, por la mitad… porque me resultaron insoportablemente aburridos.
    El que va a empezar a escribir ya deseando ganar un premio, es comparable a los que viven en una favela y juegan al futbol con el unico objetivo de ser millonarios.

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    • A veces los premios son el camino que te lleva a los lectores (se lo he oído a los encargados de alguna editorial que sólo publica libros premiados creyendo… no sé muy bien qué) y otras veces son la forma de ganar algo de dinero mientras escribes otras cosas. Mira el ejemplo de Roberto Bolaño, que vivió durante un tiempo de ganar concursos de cuentos.
      A mí personalmente me es imposible escribir algo pensando en que el único objetivo de ese texto va a ser el de presentarlo a un concurso, pero… cada uno es un mundo.
      Gracias por comentar 🙂

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  2. hola. muy interesantes los puntos ¿podrías hacer una entrada abordando a profundidad el punto 9 «banal»?
    me dejó intrigado aquello de que «todo relato debe contar dos historias» me gustaría saber más al respecto, por desgracia me parece que mis historias tienen esa deficiencia.

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    • Anoto la idea, Jesús, y habrá una entrada tratando el tema en profundidad. Por ahora, sólo dejarte la idea de que se trata de contar la historia «oculta» a través de la historia «visible». Ahora por ejemplo recuerdo un cuento de Jonathan Coe en el que se narraba una crisis matrimonial a través de una excursión fallida al monte.
      Hablaremos de ello más a fondo.
      ¡Gracias por comentar!

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  3. Coincido con ambos. Muy buenos consejos para los escritores noveles (me incluyo). De hecho, me ha hecho pensar en mis personajes y el libro que estoy dando forma ahora. En plan: ¿Lo estoy haciendo bien?, ¿Qué me dejo? La ortografía, eso sí que no lo llevo al dedillo, pero poco a poco lo voy puliendo.
    En relación a lo de un concurso, me parece una buena idea, enviar lo que tú sientas que tienes que enviar. Ojo, sin conformarte sólo con eso. Yo no me veo enviando un lo que para mí es un señor libro, en cambio un relato sí. Por el simple hecho de que los concursos que he visto el límite de páginas va sobre las 70 – 100 paginas. Desde mi criterio, esa franja es la de un relato y no la de un libro. Ojo que tal vez existan concursos que exijan una franja mayor. En tal caso me retracto.

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  4. Buenos días. Llego un poco tarde a este artículo tan interesante, pero no quería dejar pasar la oportunidad de felicitarte por él.

    Gané hace un año un pequeño concurso y quedé cuarto en otro. Ahora me he decidido a intentarlo con concursos con un pelín mas de de renombre. Seguro que tras leer este artículo, y sobre todo, ponerlo en práctica, tengo más oportunidades de que premien mis relatos.

    Un abrazo y muchas gracias por compartir tus conocimientos.

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  5. Buenos días
    ¿Alguien sabe si se puede presentar un mismo relato a dos concursos distintos en la misma fecha?

    En el improbable caso de ser ganador en ambos, ¿Qué pasaría?

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  6. La mayoría de las bases especifican que no se puede, pero a algún compañero le ha pasado eso mismo que comentas (había enviado un mismo cuento a varios concursos y había ganado dos de ellos) y la cosa se arregló renunciando al segundo de los premios.

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