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No es la primera vez que hablamos de la importancia de conocer el tema de nuestra novela antes de escribirla, pero esta vez vamos a ir un poco más allá para decir que en todas y cada una de las escenas de nuestra novela debería haber algo relacionado con ese tema a un nivel simbólico… al menos para el autor.
Una vez averiguado cuál es el tema de nuestra novela, todas y cada una de las decisiones narrativas que tomemos deberían estar supeditadas a ese tema.
El sentido simbólico
Lo ideal sería que todo lo que sucede en la novela tenga un sentido simbólico, aunque sólo lo tenga para nosotros y nunca terminemos de explicitárselo al lector. El hecho de que “todo” signifique “algo”, de que todo lo que escribimos esté ligado a ese tema central en torno al que se imbrica toda la novela, es para el lector como la esa nota musical que se repite a lo largo de toda una canción y nos indica el tono en el que ha sido compuesta.
Aun así, a pesar de que acabe de decir que estos niveles simbólicos en los que vamos desarrollando el tema de nuestra novela no tienen por qué ser explicitados, he elegido usar un ejemplo de la novela ‘El sentido de un final’, del siempre interesante Julian Barnes, para ilustrar este fenómeno… precisamente porque él SÍ que decide explicitar todo el simbolismo que ha ido desarrollando a lo largo de su novela llegados a un momento de la historia.
En esta entrada voy a desvelar gran parte del contenido de la novela, así que, si te interesa este autor y tienes pensado leer ‘El sentido de un final’, tal vez prefieras hacerlo antes de seguir leyendo.
¿Seguimos?
¿Seguro?
Adelante, pues.
El sentido de un final
La historia de ‘El sentido de un final’ es la de un hombre que recibe como herencia de la madre de una de sus novias de juventud el diario del miembro más carismático de su grupo de amigos, que terminó siendo a la sazón pareja de esa antigua novia de nuestro protagonista.
Esta es la historia que se cuenta en la novela. Pero el tema sobre el que trata ‘El sentido de un final’ es el de las distintas formas en las que cada uno recuerda lo vivido. Las distintas formas en las que transcurre el tiempo a lo largo de una vida y el modo en el que puede cambiar la percepción que tenemos de un hecho pasado cuando otra persona comparte con nosotros la particular visión que ella tiene de ese hecho.
La primera escena de la novela termina con esta frase: “Lo que acabas recordando no es siempre lo mismo que lo que has presenciado”.
Con eso el tema queda establecido, y establecer el tema e incitar al lector a voltear la página y seguir leyendo nuestra obra son las dos funciones principales con las que debería cumplir la primera escena de una novela.
Escenas más tarde, se habla de cómo el grupo de amigos del protagonista solía llevar el reloj con la esfera en la cara interior de la muñeca en sus años de colegio. Varios personajes reaccionan ante este hecho a lo largo de la novela (alguno obviando esa peculiar forma de llevar el reloj con la que esos chiquillos se trataban de diferenciar del resto de sus compañeros, otros corrigiéndoles esa costumbre, etc.) y eso hace que el lector mantenga la imagen de ese reloj a lo largo de toda la historia y guarde en su memoria cómo han sido las reacciones de los diferentes personajes ante esa imagen.
Otra de las imágenes recurrentes que utiliza Barnes en ‘El sentido de un final’ es la del río que fluye aguas arriba en un momento dado. El grupo de amigos del protagonista acude una noche a ver un fenómeno que sucede una vez al año por el que el río de la ciudad fluye en sentido contrario al habitual, pero esa escena será demasiado importante a otros niveles como para que el lector le dé demasiada importancia a ese hecho de que la corriente del río esté fluyendo cauce arriba. Al leer la escena, uno podría pensar que la ocurrencia del autor no ha sido más que un modo de reunir a todos los personajes principales en un mismo lugar y al mismo tiempo.
Pero llega un momento hacia el final de la novela en el que el protagonista termina por verbalizar toda la simbología que subyace bajo esas decisiones aparentemente arbitrarias del autor:
“Los que niegan el tiempo dicen: cuarenta no son nada, a los cincuenta estás en la plenitud, los sesenta son los nuevos cuarenta y así sucesivamente. Sólo sé esto: que hay un tiempo objetivo, pero también uno subjetivo como el que llevas en la cara interior de la muñeca, al lado de donde está el pulso. Y este tiempo personal, que es el auténtico, se mide en relación con la memoria. Así que cuando sucedió aquella cosa rara –cuando me asaltaron de nuevo aquellos recuerdos nuevos– fue como si, en aquel momento, hubiera colocado el tiempo al revés. Como si en aquel momento el río discurriera hacia arriba.”
En una lectura rápida, uno tal vez no hubiera reparado en esta simbología. Pero deja su poso desde la primera hasta la última página de la novela y le da un cuerpo del que hubiera carecido si la idea de este tema no hubiera sido reforzada constantemente por Julian Barnes.
¿Qué opinas sobre esto? ¿Es algo en lo que soléis fijaros cuando corregís un texto o no le dais mayor importancia?
Como siempre, tenéis la sección de comentarios a vuestra disposición.
Gracias por leer…
Muy interesante y sobre todo aleccionador para los que queremos aprender.
Pues creo que ese modo de establecer una especie de «guía» o hilo conductor en un relato hasta el final, es lo que quizás haga que una historia sea «redonda» sin reparar muchas veces en que lo es precisamente por ello. No sé si me he explicado.
Saludos y gracias por tus interesantes entradas.
En la infancia yo tenia un reloj que mi padre me diera, hoy no tengo reloj, hoy pienso que el tiempo es relativo..he perdido mucho tiempo en la vida.He conseguido mas en un un minuto que en toda una vida!.Se nace y se muere en un minuto…
Muy buena entrada!
Muy bueno y completo el análisis desde el punto de vista del tema y el simbolismo. hay muchos escritores principiantes que ni siquiera saben de qué van sus libros.
http://escrilia.wordpress.com/
La verdad es que muy buena las publicaciones que hacen en esta pagina, porqué es mucho lo que aprendo y además me motiva a seguir escribiendo.
S definitiivamente es simbolismo es importante en un escrito, y creo que aunque no llegue al lector , inconscientemente tiene un mensaje que las mentes mas agudas pueden percibir.. excelente comentario sobre el libro, voy a aplicar sus consejos en mis escritos , saludos
No olvidemos de que se trata de ficción, donde el escritor puede darse algunas libertades y no por ello tenga que ser criticado. El simbolismo es real y cabe muy bien en una novela